El Paradigma de Estocolmo y porqué explica los años por venir

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Vivimos en una realidad altamente estudiada. Constantemente se busca comprender el mundo que nos rodea, tanto lo perceptible a simple vista, como aquello que evade nuestra visión. Se ha desarrollado una gran cantidad de hipótesis, teorías, leyes y, lo que nos interesa específicamente, paradigmas que buscan explicar nuestro entorno. Los paradigmas vienen a ser modelos de aquellos problemas por resolver en una disciplina científica; son una forma especial de entender el mundo, explicarlo y manipularlo [1].

Un paradigma que prevaleció durante muchos años buscaba explicar la biología detrás de las asociaciones patógeno-hospedero, asumiendo que los patógenos desarrollaban nuevas habilidades o capacidades (mutaciones especiales) para poder colonizar nuevos hospederos y, por ende, se daba el surgimiento de enfermedades emergentes [2]. Esta idea, aunque errónea, parece ser una visión que prevalece en la actualidad. La naturaleza altamente especializada de las relaciones patógeno-hospedero debería generar un cortafuegos evolutivo que limite la diseminación de patógenos, por lo que las enfermedades emergentes serían raras, pero no lo son [3].

Los patógenos se han vuelto mucho mejores para encontrarnos de lo que teníamos en mente, pero no porque ellos cambien para poder enfermarnos, sino porque nosotros disminuimos las barreras que nos separaban de ellos. Esta disrupción no solo pone al ser humano en riesgo para contraer diversas infecciones, sino también a nuestros cultivos y ganado. Continuamente incrementamos la proximidad con diversos patógenos, situación que es exacerbada por la disrupción y alteración ambiental, el aumento de la densidad urbana y el viaje y comercio mundial. Las nuevas condiciones que nos rodean al vivir en un mundo globalizado son las razones por las cuales se necesitó de un nuevo paradigma que explicara lo que observábamos [4].

¿Qué es el Paradigma de Estocolmo?

El Paradigma de Estocolmo sugiere que la capacidad de los patógenos para asociarse con un hospedero en particular está directamente relacionada con la ocurrencia de caracteres específicos que posee el hospedero y que representan los recursos necesarios para que el patógeno los aproveche y sobreviva [4]. Es de resaltar que la capacidad del patógeno para estar asociado a uno o más hospederos yace en qué tan filogenéticamente distribuidos están los mismos recursos en otros organismos, convirtiéndolos en hospederos aptos para ser colonizados, entonces, con base en lo anterior, ya se puede refutar la idea de que “el patógeno va evolucionando rápidamente para poder colonizar nuevos organismos que funjan de hospederos”; en realidad la mayoría de las colonizaciones de nuevos hospederos son el resultado de que el patógeno aprovecha las nuevas oportunidades de obtención de recursos utilizando capacidades preexistentes.

Por mencionar un ejemplo cercano a nosotros, tomemos la pandemia actual de Covid-19 causada por el virus SARS-CoV-2.

Existe una serie de receptores específicos necesarios para que el virus se replique exitosamente en murciélagos, los cuales también se encuentran ampliamente distribuidos en diversos grupos de mamíferos, volviéndolos a todos hospederos potenciales [2,5-6]. Tomando en cuenta lo antes señalado surgen una serie de incógnitas, por ejemplo, ¿por qué surgió la pandemia actual?, ¿cómo se dió el salto de un virus de murciélagos a humanos?, ¿es justo atribuirle las consecuencias de la pandemia actual únicamente a la capacidad infecciosa del virus?, ¿quién sería realmente responsable de los lamentables sucesos que hoy experimentamos y que hemos experimentado a lo largo de la historia? 

Cualquier evento disruptivo o de rompimiento en el aislamiento ecológico cambia la dinámica de exposición, porque el rango de hospederos realizados (aquellos individuos que generalmente son colonizados) en un ambiente particular, siempre está dentro de todos los hospederos que potencialmente podrían infectarse [7]. Imaginemos como un círculo pequeño (hospederos realizados) dentro de un círculo grande (todos los posibles organismos que podrían infectarse, pero que generalmente no lo están por el aislamiento ecológico).

El Paradigma de Estocolmo nos hace darnos cuenta de que la crisis de enfermedades infecciosas están asociadas a cambios significativos en el espacio de oportunidad para los patógenos que eventualmente facilita el intercambio entre los parásitos, de tal forma que aumenta los reservorios de los patógenos ambientales e incrementa la lista de potenciales hospederos a ser colonizados. Los elementos clave que han alterado dicho espacio son el cambio climático global, el viaje y comercio globalizado, el incremento poblacional en las ciudades y la explotación y urbanización de zonas geográficas no perturbadas [4].

Cambio climático global

El cambio climático propicia el desplazamiento y/o relocalización de muchas especies, provocando un cambio en su área de distribución, estableciendo nuevas conexiones entre nosotros los humanos y nuestras especies domesticadas con organismos de vida silvestre.

Perturbar y adentrarse a nuevos hábitats, o llevar a cabo comportamientos inapropiados -como el consumo de especies de vida silvestre-, constituye un derrumbe en las barreras que generan el aislamiento ecológico que se mencionaba antes, el cual es primordial para mantener confinados a los patógenos en pocos hospederos [4]. 

Viaje y comercio globalizado

Ya sea por curiosidad o negocio, como especie nos movemos a diferentes lugares del mundo de forma nunca antes vista gracias a los avances tecnológicos. Sin embargo, esta grandiosa ventaja incrementa la frecuencia y la diversidad de patógenos a los que nos exponemos.

Incremento urbanización

Hoy en día gran parte de la humanidad reside principalmente en ciudades, las cuales continúan y continuarán creciendo en los años por venir, ya que son el foco de avances tecnológicos, sitios de oportunidad laboral y donde hay más acceso a tratamientos de salud. Aún así, no nos dejemos engañar, las ciudades son extremadamente vulnerables a enfermedades y las razones se tienen identificadas. La temperatura en las ciudades aumenta 3ºC por encima del promedio en zonas periurbanas, volviéndose incubadores para muchos patógenos y sus vectores. El que las ciudades dependen del constante ingreso de insumos como alimentos y agua, incrementan las probabilidades de la introducción de patógenos. Cabe mencionar que el hecho de que las ciudades tengan una densidad poblacional alta significa que en el caso de un brote infeccioso las probabilidades de exponerse a la infección son más altas y son proporcionales al número de personas viviendo en la ciudad [4]. Por eso se fue tan adamante durante la actual pandemia en que la gente se mantuviera en casa para evitar un brote que saturara los centros de salud. 

Una luz de esperanza

No todo lo que el Paradigma de Estocolmo explica es las formas en las que hemos cambiado nuestro entorno que han hecho posible todas las pandemias que han aquejado la historia del ser humano. Lo bello de la ciencia es que al responder preguntas que nos permiten entender nuestro entorno, podemos también encontrar soluciones y justo eso nos ofrece el paradigma; soluciones.

El protocolo DEMA   

El Protocolo DEMA (Documentar-Evaluar-Monitorear-Actuar; DAMA por sus siglas en inglés), es una política extendida por el Paradigma de Estocolmo, en la cual se delimitan acciones proactivas para enfrentar las enfermedades infecciosas potenciales y las ya existentes. Aún cuando las amenazas son globales, el estar preparado corresponde al nivel local y el Protocolo DEMA prepara a la comunidad científica y gubernamental con las tecnologías más sofisticadas de repositorios de archivos, bioinformáticas, de biología molecular y de vigilancia satelital [8-10].

  • Documentar la existencia de organismos que pueden generar enfermedades en cada país.
  • Evaluar la relevancia relativa de los patógenos encontrados en las actividades de documentación-
  • Monitorear los patógenos designados de importancia, lo que conlleva a acciones para mitigar el impacto o hacer su llegada menos cierta.
  • Actuar a raíz del monitoreo de patógenos de interés especial, dichas acciones deben tomarse rápidamente cuando se necesiten. [4,11]

Algo que debemos entender es que realmente no podemos detener a los patógenos de venir a nosotros como resultado de las oportunidades que ellos tienen para hacerlo, debido justamente al cambio climático, la globalización y la urbanización. Lo que sí es posible es estar preparados para cuando emerjan nuevas enfermedades. Tenemos la capacidad de no ser sorprendidos por patógenos emergentes y sus impactos socioeconómicos. Olvidamos lo que era una pandemia global porque nos hemos vuelto individualistas y pensamos que lo que afecte a Suecia no afecta a México (por decir un ejemplo), pero si algo nos ha enseñado vivir durante esta pandemia es que estamos más interconectados que nunca. Que no podemos voltear la cara e ignorar lo que sufren otras personas en otro lado del mundo y pensar que puede que a nosotros no nos pase.

Si no cambiamos la forma en que interactuamos con el ambiente que nos rodea, si no respetamos el aislamiento ecológico que existe con otras especies y continuamos deteriorando hábitats para que como especie obtengamos más beneficios como aeropuertos más grandes o un nuevo centro comercial, seguiremos teniendo pandemias mundiales. Lo más probable es que se vuelvan aún más frecuentes porque el cambio climático viene para exacerbar condiciones y generar cambios en las formas de vida de TODAS las especies del planeta. No olvidemos que no somos el centro del universo y recordemos que coexistimos con aproximadamente 7,77 millones de especies animales, de las cuales solo conocemos poco más del 10%.


Referencias:

[1]. Bribiesca, L. y Merino, G. (2008). Teorías, modelos y paradigmas en la investigación científica. Ciencia. pp 79-88.
[2]. Parrish CR, Kawaoka Y. (2005) The origins of new pandemic viruses: the acquisition of new host ranges by canine parvovirus and influenza A viruses. Annu. Rev. Microbiol. 59:553-586
[3]. Moreno-Sánchez F y cols. 2018. Las grandes epidemias que cambiaron al mundo. An Med (Mex). 63(2): 151-156.
[4]. Brooks, D.R. et al. (2020). Before The Panfemic Ends: Making sure this never happens again. Spring Vol 1. No. 1. 7-16pp. 
[5]. Parrish CR, Holmes EC, Morens DM, Park E-C, Burke DS, Calisher CH, Laughlin CA, Saif LJ, Daszak P (2008) Cross-species virus transmission and the emergence of new epidemic diseases. Microbiol. Molec. Biol. Rev. Sept. 2008: 457-470.
[6]. Hoffmann M, Kleine-Weber H, Schroeder S, Krüger N, Herrler T, Erichsen S, Schiergens TS, Herrler G, Wu N-H, Nitsche A, Müller MA, Drosten C, Pöhlmann S (2020) SARS-CoV-2 Cell Entry Depends on ACE2 and TMPRSS2 and Is Blocked by a Clinically Proven Protease Inhibitor. Cell https://doi.org/10.1016/j.cell.2020.02.052
[7]. Agosta S, Janz N, Brooks DR (2010) How generalists can be specialists: resolving the “parasite paradox” and implications for emerging disease. Zoologia 27:151162
[8]. Brooks et al., 2014
[9]. Hoberg EP, Brooks DR (2015) Evolution in action: climate change, biodiversity dynamics and emerging infectious disease. Phil. Trans. Royal Soc. B 370: 20130553
[10]. Brooks DR, Hoberg EP, Boeger WA. (2019). The Stockholm Paradigm: Climate Change and Emerging Disease. University of Chicago Press, Chicago. 423 p.
[11]. Dunnum JL, Yanagihara R, Johnson KM, Armien B, Batsaikhan N, Morgan L, Cook JA (2017) Biospecimen repositories and integrated databases as critical infrastructure for pathogen discovery and pathobiology research. PloS Negl. Trop. Dis. 11: e0005133. doi: 10.1371/journal.pntd.0005133

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