Las vacunas ¿son seguras?; Todo lo que necesitas saber

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Ciudad de México, 13 de Enero 2021 (OpenLabMX: Jessica Yureni Sánchez).-

El principio fundamental de la vacunación es administrar una forma muerta o atenuada de un microorganismo infeccioso o un componente estructural del mismo, que no cause la enfermedad, pero que desencadene una respuesta inmunitaria por parte de nuestro sistema que proporcione protección contra la posibilidad de una infección por parte del microorganismo patógeno [1,2,12]. El objetivo de estos vehículos es inducir una respuesta inmunitaria protectora contra el patógeno objetivo de una forma eficaz y selectiva para así evitar el riesgo de adquirir la enfermedad y sus posibles complicaciones.

Esta práctica es tan importante que ha reducido significativamente la frecuencia de muchas enfermedades infecto-contagiosas en las poblaciones humanas y de animales con interés económico, ya sean de consumo o mascotas [2, 3, 11].
Imagen tomada de: https://www.fda.gov/

¿Cómo actúan las vacunas?

Las vacunas, al igual que las infecciones naturales, desencadenan una respuesta inmune innata con el fin de combatir de forma rápida al organismo patógeno y esto, a su vez, activa la respuesta inmune adaptativa, la cual se caracteriza por el reconocimiento de alguna molécula o moléculas estructurales propias del agente invasor que sirvan de antígenos reconocibles por nuestro sistema inmune [2, 3].

La inmunidad innata es la primera línea de defensa contra los patógenos, se establece en pocas horas, no es específica y no tiene memoria. Por otro lado, la inmunidad adaptativa es la segunda línea de defensa, y esta se caracteriza por un conjunto diverso de linfocitos y anticuerpos capaces de reconocer y eliminar de forma específica la mayoría de los patógenos conocidos por el sistema inmune debido a la memoria generada a partir de ataques previos. Después de la eliminación del patógeno, el sistema inmunológico adaptativo establece la memoria inmunológica, ya sea en base a anticuerpos persistentes o a células de memoria que podrán reactivarse rápidamente tras una exposición posterior al mismo patógeno [2,3].

Por lo tanto, las vacunas son una herramienta con la cual podemos utilizar antígenos de algún agente patógeno y generar inmunidad sin haber sido infectados y así, posteriormente, en caso de ser atacados por tal organismo, podremos repelerlo de una forma más rápida y eficiente.

¿Qué tipo de vacunas existen?

Existen diferentes tipos de vacunas, las cuales se producen por diferentes procesos.

Diferentes tipos de vacunas. Las vacunas pueden contener patógenos vivos atenuados (generalmente virus), patógenos completos inactivados, toxoides (una forma de toxina inactivada producida por la bacteria que causan la enfermedad), o partes de patógenos (proteínas naturales o recombinantes, polisacáridos, polisacáridos conjugados o partículas de virus). Imagen tomada de: Lagos,2020.

Vacunas de patógenos vivos atenuados

Estas vacunas contienen patógenos que han sido debilitados, alterados o seleccionados para ser menos virulentos y dañinos que sus contrapartes de vida libre. Su forma alterada evitará que cause la enfermedad real o solo imitará la enfermedad de manera muy leve. El patógeno atenuado, al presentar los mismos antígenos que el patógeno original, permitirá que los individuos desarrollen respuestas inmunes comparables a las inducidas por la infección natural. Por lo tanto, estas vacunas inducen respuestas mediadas por células y de anticuerpos y confieren inmunidad a largo plazo después de una o dos dosis [2,3,12].

Vacunas de patógenos muertos o inactivados

Estas vacunas contienen al patógeno muerto o inactivado mediante procedimientos físicos o químicos (calor, formol, entre otros), por lo que no pueden causar enfermedades y no pueden reactivarse. Estos vehículos generalmente tienen un buen perfil de seguridad, incluso en individuos inmunodeprimidos. Una desventaja importante de estas vacunas es que la inmunogenicidad y la duración de la actividad protectora tienden a ser menores que las de las vacunas vivas y pueden requerir varias dosis o adyuvantes para mejorar la inmunogenicidad [2,3,12].

Vacunas subunitarias

Éstas contienen fragmentos estructurales cuidadosamente seleccionados que forman parte del patógeno y que pueden servir como antígenos importantes sin necesidad de utilizar al patógeno completo. Estos fragmentos pueden ser proteínas, polisacáridos o partes de un virus que pueden formar partículas similares a virus. Generalmente causan menos reacciones adversas que las vacunas de organismos vivos atenuados o de patógenos inactivados, pero pueden ser menos inmunogénicas porque contienen menos antígenos reconocibles y el proceso de purificación a menudo elimina los componentes que desencadenan la inmunidad innata. Un ejemplo de vacunas subunitarias son las vacunas de toxoides, las vacunas de polisacáridos, y las vacunas de polisacáridos conjugados, las cuales se destacan a continuación [2, 3, 12].

  • Vacunas de toxoides. Algunas bacterias causan enfermedades al liberar toxinas dañinas para nuestro cuerpo, como lo son Clostridium tetani, Clostridium difficile o Corynebacterium diphtheriae. Las vacunas contra estas enfermedades se producen a partir de purificar e inactivar la toxina con calor, productos químicos o ambos, las cuales ya no son patógenas para el individuo, pero conservan su capacidad para inducir anticuerpos neutralizantes de toxinas [2,3,12].
  • Vacunas de polisacáridos. Existen bacterias encapsuladas que causan enfermedades graves, por ejemplo, Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae tipo by N. meningitidis, estas cápsulas de polisacáridos facilitan su supervivencia cuando se transportan en la nasofaringe y en la sangre durante la patogénesis de la enfermedad. Las vacunas de primera generación contra estos patógenos se basaron en polisacáridos capsulares purificados de patógenos completos, sin embargo, las vacunas de polisacáridos son poco inmunogénicas, pues brindan protección a corto plazo y pueden conducir a una respuesta inmune reducida después de vacunaciones repetidas (hiporreactividad). Estas vacunas son ineficaces en niños menores de 2 años ya que tienen un alto riesgo de enfermedad invasiva por estos patógenos debido a la inmadurez de su sistema inmunológico [2,3,12].
  • Vacunas conjugadas de polisacáridos. Se demostró que la inmunogenicidad de los polisacáridos purificados podría mejorarse acoplándolos (conjugándolos) a una proteína. Esto permitió el desarrollo de vacunas de segunda generación contra H. influenzae tipo b, S. pneumoniae y N. meningitidis, y que fueran eficaces en lactantes. Se producen uniendo químicamente polisacáridos a una proteína transportadora, lo que hace que la producción de estas vacunas sea más compleja [2,3].
Beneficios y limitaciones de los diferentes tipos de vacunas. Tabla tomada de: Vetter, 2018.

¿Las vacunas son seguras y efectivas?

Las vacunas constituyen uno de los más seguros y efectivos mecanismos para la intervención en la salud pública, proporcionando beneficios sobre el control y la prevención de enfermedades, y a su vez reduce los costos de atención a la salud. Estos beneficios se han consolidado por la creación del Programa Ampliado de Inmunización por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1974 y el reciente Plan Global de Acción en Vacunas (GVAP), 2011-2020. En México se cuenta con la Norma Oficial Mexicana NOM-036-SSA2-2012 de Prevención y Control de Enfermedades, Aplicación de Vacunas, Toxoides, Faboterápicos (sueros) e Inmunoglobulinas en Humanos, la cual se encarga de regular estos procesos [4,5,6].

Para asegurarse de la seguridad de estas, todas las vacunas se someten a pruebas rigurosas a lo largo de diferentes fases de ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas, entre sus requisitos se encuentran: i) examen de las características de las vacunas, ii) cumplimiento de las normas de buenas prácticas de fabricación y iii) aprobación por la autoridad reguladora nacional [5,6].

Las vacunas son seguras, sin embargo, existe la posibilidad de presentar algún evento adverso, esto ocurre en un pequeño número de personas. Los eventos adversos pueden ser causados por:

  • Reacción a la vacuna (relación causal): Debido a propiedades inherentes de la vacuna. P.e. Una reacción alérgica a algún componente de la vacuna como al timerosal.
  • Error programático/operativo: Debido a un error en preparación, manejo o administración de la vacuna
  • Coincidente: Ocurre después de la vacunación pero no causada por esta, es una posibilidad de asociación. P. e. Las crisis epilépticas.

Los más comunes son los errores programáticos, sin embargo estos errores pueden ser prevenidos por los vacunadores con capacitación, supervisión y suministro apropiado [6].

Contraindicaciones en vacunas

Existen contraindicaciones para algunos individuos de la población:

  • Anafilaxia a un componente de la vacuna con anterioridad
  • Pacientes inmunodeprimidos, tienen contraindicadas las vacunas de virus vivos atenuados (VIH: si se puede vacunar de triple vírica si los CD4 son mayores del 15%, y de varicela con un porcentaje mayor del 25%).
  • Embarazadas, tienen contraindicadas las vacunas con virus vivos atenuados. Se recomienda un intervalo de 4 semanas entre vacuna de virus vivos atenuados y embarazo.
  • Rango de edad fuera de lo establecido [7].
Imagen tomada de: https://share.america.gov/

Inmunidad de rebaño

Las vacunas no sólo protegen al individuo que las recibe, también puede proteger a los que lo rodean aunque no hayan sido vacunados, esto es posible por la inmunidad de rebaño Debido a que en algunas poblaciones de individuos no es posible vacunarse, p. ej. a causa de las contraindicaciones, la inmunidad de rebaño juega un papel muy importante, pues las personas vacunadas evitan la transmisión y propagación de la enfermedad y así se reduce la tasa de transmisión de persona a persona y limita el riesgo de exposición. Esta protección indirecta requiere que una gran parte de la población (75-95% dependiendo de la enfermedad), o un grupo especial que juega un papel clave en la transmisión de la enfermedad se vacune [2,3].

Representación de la inmunidad de rebaño. Imagen tomada de: De Tkarcher- CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/

¿Las vacunas causan autismo?

El autismo es un trastorno de base genético en el que es muy probable que estén implicados múltiples factores epigenéticos y ambientales. Este trastorno afecta el desarrollo de las capacidades del lenguaje y la interacción social, entre sus características se encuentran: comportamientos compulsivos persistentes, resistencia al cambio y la carencia de habilidades para la comunicación. Sin embargo, son necesarios más estudios para comprender cuáles son los factores, como y en qué medida [8, 10].

En la última década se popularizó una relación entre la vacuna triple vírica (MMR) y el autismo. Esto ha causado controversia durante muchos años, tanto en el ámbito científico, como en el jurídico [7,8,9].

Se desarrollaron dos teorías a partir de la relación de las vacunas con el autismo, la primera teoría se centró en la fracción del sarampión, esta fracción se atribuyó al desarrollo de una enteropatía malabsortiva la cual facilitaría la absorción de neuropéptidos tóxicos, y su efecto en el cerebro favorecería la aparición del autismo. La segunda teoría se basa en el timerosal (producto resultante de la combinación de etilmercurio y tiosalicilato), el cual es utilizado como preservativo en algunas vacunas, incluyendo a triple vírica [9].

Después de diversos estudios y análisis se concluyó que no existe evidencia científica de que la vacuna antisarampionosa esté implicada en la fisiopatología del autismo, así como no se encontró relación entre la exposición al timerosal y el autismo o trastornos de neurodesarrollo. La FDA (Food and Drug Administration) tras la revisión de los datos sobre la relación entre el timerosal de las vacunas y el autismo informó que no existe una evidencia convincente acerca de la posible implicación de éste con el autismo, por su parte la OMS mediante un reporte realizado por el Comité Consultivo de Expertos en Inmunizaciones (SAGE) señaló que según la revisión de literatura y la evidencia acumulada, apoyan el uso de timerosal como preservante en las vacunas [7, 8, 9].


Referencias

[1]. Abbas, A.K.; Lichtman, A. H. y Pober, J. S. (2015). Inmunología celular y molecular. 8º Edición. Elsevier.
[2]. Lagos, M.; Díaz, C., & Hernández, P. (2020). Respuesta inmune y alergia a vacunas. Revista Médica Clínica Las Condes, 31(3), 256-269
[3]. Vetter, V.; Denizer, G.:Friedland, L. R.; Krishnan, J., & Shapiro, M. (2018). Understanding modern-day vaccines: what you need to know. Annals of medicine, 50(2), 110–120. https://doi.org/10.1080/07853890.2017.1407035
[4]. Tuells, J. (2016). Controversias sobre vacunas en España, una oportunidad para la vacunología social. Gaceta sanitaria, 30(1), 1-3.
[5]. Organización Mundial de la Salud (OMS). Vacunas. Recuperado de: https://www.who.int/topics/vaccines/es/
[6]. Galindo-Santana, B.M.; Arroyo-Rojas, L. & Concepción-Díaz, D. (2011). Seguridad de las vacunas y su repercusión en la población. Revista Cubana de Salud Pública, 37, 149-158.
[7]. Martínez-Mateo, P.; Bustos-Fonseca, M. J.; & Gil-Díaz, M. J. (2012). Actualización en vacunas. Teoría, realidades y mitos (I). SEMERGEN-Medicina de Familia, 38(3), 160-166.
[8]. Artigas-Pallarés, J. (2010). Autismo y vacunas:¿ punto final?. Revista de Neurología, 50(3), 91-99.
[9]. García-Fernández, L.; Hernández, A. V; Suárez-Moreno, V.; & Fiestas, F.; (2013). La evidencia acerca de la controversia de las vacunas que contienen timerosal y su asociación con el autismo. Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Publica, 30(2), 268-274. http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-46342013000200018&lng=es&tlng=es.
[10]. Roque-Valdés, A. (2004). Autismo y vacunas pediátricas. VacciMonitor, 13(2), 1-10.
[11]. Porras, O. (2008). Vacunación: esquemas y recomendaciones generales. Acta pediátrica costarricense, 20(2), 65-76.
[12]. Miguel, Á. G., & García, R. J. Clasificaciones de las vacunas. Enfermedades incluidas en un programa de vacunación, 25. Sociedad Española de Inmunología.

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