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Es evidente que, como especie, el humano ha hecho uso de las plantas para su desarrollo como unidad biológica y como sociedad, estas se han usado de mil y una maneras, por ejemplo para alimentación, vestimenta, producción de cosméticos y uno de los usos más ancestrales e importantes en el ámbito científico, para el cuidado de la salud.
Nos hemos aprovechado de las plantas desde tiempos muy antiguos y su uso ha conllevado al descubrimiento y acumulación de conocimiento el cual se ha conservado y transmitido de generación en generación. Este saber es un claro ejemplo de conocimiento empírico basado en ensayo-error. (figura 1) [1]
El principio de la medicina tradicional basada en plantas radica en el metabolismo secundario de estas. Aquí, por ejemplo, encontramos compuestos que juegan un papel importante en la supervivencia de las plantas, en su mayoría estos son compuestos fenólicos o flavonoides. [3]. Dentro de las funciones que cumplen estos pueden ir desde acciones relacionadas con resistencia a sequía, adaptación a climas extremos o protección ante patógenos. Estas funciones las convierten en moléculas prometedoras para la búsqueda de compuestos bioactivos para el desarrollo de nuevos fármacos para el tratamiento de diversas enfermedades, generalmente aquellas que tienen una alta tasa de resistencia a antibióticos. [4] Se estima que en la actualidad alrededor de ⅔ de la población hacen uso de esta medicina alternativa para el mantenimiento de un buen estado de la salud. [5]
Esta cifra se ve en aumento en aquellos lugares donde las plantas medicinales son ocupadas debido a tradición y costumbre (figura 2), aspectos de cosmovisión o aspectos económicos que eviten el acceso a un servicio de salud. [6]
Un ejemplo claro es México, nuestro país es importante por las características descritas antes y también ya que forma parte de los países megadiversos. [7]
Teniendo así un 50% de endemicidad dentro de las 22,000 plantas vasculares que alberga la nación [8] y dentro de toda esta diversidad se estima que alrededor de 3,000 de estas plantas son ocupadas dentro de la medicina tradicional. [9] Es importante recalcar que estas son consumidas de diferentes formas, en su ingesta diaria, en infusiones, en decocciones, como ungüento, entre otras.
La medicina tradicional ha tenido grandes rezagos en su conocimiento debido a que durante mucho tiempo ha sido considerada como una pseudociencia por muchas personas, o bien, señalada como “la medicina del pobre”, con la inmensidad de estudios recientes esta disciplina ha tomado peso convirtiéndola en una rama de la medicina que busca y genera nuevos fármacos que conecten el saber cultural con el cuidado de la salud, para así contrarrestar la crisis de salud en la que vivimos. [10]
Para darle el valor científico al uso de las plantas es necesario realizar estudios etnofarmacológicos, generalmente estos estudios son del tipo biodirigidos, los cuales consisten en: [11]
- Colecta de plantas con importancia medicinal. Estas son recolectadas de acuerdo al conocimiento de los curanderos de la zona.
- Identificación de las plantas.
- Dependiendo de cómo consumen la planta serán las pruebas, en este caso se ejemplifica, un ensayo biodirigido.
- Se realizan procesos de extracción. Esto depende del compuesto a extraer, para esto se ocupan diferentes polaridades de disolventes para así obtener compuestos diferentes dependiendo de la polaridad del proceso de extracción.
- Aquí se bifurcan los procesos, en caso de ser un ensayo general se prueba el extracto tal cual contra alguna enzima, bacteria o componente de un patógeno.
- Por otro lado, si es un ensayo biodirigido se llevan a cabo procesos de purificación para obtener un compuesto en específico de una polaridad en específico.
- Posteriormente estos compuestos se prueban dentro de un modelo in vitro, estas pruebas pueden variar dependiendo de la enfermedad a tratar, igual pueden ser en bacterias, proteínas específicas, partes del patógeno, etc.
- Si los resultados son favorables generalmente se lleva a cabo un estudio en un modelo in vivo para probar si mantienen la eficacia estos compuestos dentro de un sistema vivo.
- Si ambos resultados son favorables se llevan a cabo muchas más pruebas clínicas para la validación como un fármaco.
Un ejemplo, el primer ensayo etnofarmacológico bien documentado fue realizado en 1775 por William Withering, el cual a partir de información proporcionada por un herbolario creó un extracto de Digitalis purpurea (figura 3A) para el tratamiento de la hidropesía en 158 pacientes teniendo resultados favorables en 101 pacientes. [12, 13] La hidropesía es una enfermedad caracterizada por una retención excesiva de agua en el cuerpo, esta retención indica que los riñones, el páncreas y el hígado están funcionando mal. [14] Pese a que fue un método que no siguió todas las pautas para ser un protocolo estandarizado. Withering logró obtener una dosis similar a la dosis aplicada en la actualidad de digoxina [13]. (figura 3B).
En la actualidad esta disciplina ha adquirido gran importancia debido al interés de muchos laboratorios por obtener fármacos que ayuden al tratamiento de enfermedades con alta prevalencia y resistencia en la población, esto abre las puertas ante un mundo globalizado para lograr un desarrollo social sostenible. [15] No obstante lo anterior; dado que se trata de una ciencia un tanto emergente, existen tres grandes obstáculos que impiden el desarrollo de esta para obtener fármacos novedosos. Estos obstáculos son: I) Una gran pérdida del conocimiento tradicional debido a la polarización (económica) en las sociedad actuales. II) No hay una política estandarizada que dicte qué se debe hacer para los ensayos de bioprospección, así como problemas en los derechos de propiedad intelectual por el pase del conocimiento de los herbolarios a los científicos y, por último, se encuentra, III) La pérdida de la biodiversidad, al perder especies importantes, endémicas y de uso en la medicina se pierde la posibilidad de que sean ocupadas con fines de bioprospección. [16, 17].
Como conclusión queda decir que la etnofarmacología es una rama de la medicina que tiene una gran importancia en la actualidad debido a los usos que ha tomado en un mundo moderno, donde la producción de fármacos es una necesidad constante debido a la resistencia a antibióticos. Pese a ser un área altamente explorada, aún quedan cosas que afinar y mejorar para obtener un mayor provecho de esta área tan llamativa para los pueblos indígenas y los grandes laboratorios farmacéuticos.
Referencias:
[1] Fabricant DS, Farnsworth NR. (2001). The value of plants used in traditional medicine for drug discovery. Environ. Health Perspect. 109(Suppl. 1):69–75
[2] Buenz, E. J., Verpoorte, R., & Bauer, B. A. (2018). The Ethnopharmacologic Contribution to Bioprospecting Natural Products. Annual Review of Pharmacology and Toxicology, 58(1), 509-530.
[3] Cowan MM. (1999). Plant products as antimicrobial agents. Clin Microbiol Rev 12:564–82.
[4] Wu S, Chappell J. (2008). Metabolic engineering of natural products in plants; tools of the trade and challenges for the future. Curr Opin Biotechnol 19:145–52.
[5] McChesney JD, Venkataraman SK, Henri JT. (2007). Plant natural products: back to the future or into extinction?. Phytochemistry 68:2015–22.[6] Jimenez, A. (2007). Medicina tradicional. Boletión CONAMED-OPS. Julio-Agosto.
[7] Mittermeier, R. A., C. Goettsch-Mittermeier y P. Robles-Gil. (1997). Megadiversidad: los países biológicamente más ricos del mundo. Cemex-Agrupación Sierra Madre, México, D. F.
[8] Villasenor, J.L., (2004). Los géneros de las plantas vasculares de la flora de México. Boletín de la Sociedad Botánica de México. 75, 105–135.
[9] Bye, R., Linares, E., Estrada, E., (1995). Biological diversity of medicinal plants in Mexico. In: Arnason, J.T., Mata, R., Romeo, J.T. (Eds.), Phytochemistry of Medicinal Plants (Recent Advances in Phytochemistry, vol. 29. Plenum Press, New York, pp. 65–82.
[10] Luna-Nemecio, J. (2019). La doble disyuntiva histórica de la producción antropogénica de la salud y la enfermedad en el siglo XXI. Revista Antrópica, (9), 137-155.
[11] Castillo-Juárez, I., González, V., Jaime-Aguilar, H., Martínez, G., Linares, E., Bye, R., & Romero, I. (2009). Anti-Helicobacter pylori activity of plants used in Mexican traditional medicine for gastrointestinal disorders. Journal of Ethnopharmacology, 122(2), 402-405.
[12] Withering W. (1785). An Account of the Foxglove and Some of its Medical Uses with Practical Remarks on Dropsy, and Other Diseases. Birmingham, UK: M. Swinney.
[13] Estes JW, White PD. (1965). William Withering and the purple foxglove. Sci. Am. 212:110–19.
[14] Jackson, M. & Teague, T. (2007). Manual de Remedios Naturales, Alternativa a la Medicina Química. México, D.F. Vida Natural.
[15] Luna-Nemecio, J. (2020). Para pensar el desarrollo social sostenible: múltiples. enfoques, un mismo objetivo. Mount Dora (USA)/Quito (Ecuador): Kresearch/ Religación. Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades desde América Latina.
[16] Cox PA. 2000. Will tribal knowledge survive the millennium? Science 287(5450):44–45.
[17] Hedberg I. 1993. Botanical methods in ethnopharmacology and the need for conservation of medicinal plants. J. Ethnopharmacol. 38(2–3):121–28.